Alguien me contó una vez que en la antigua mitología griega se hablaba de dos ríos: Del río Leteo se bebía para olvidar todo lo pasado. Del río Mnemósine se obtenían los recuerdos perdidos en la memoria. Eran del río Leteo aguas que se tomaban justo antes de la reencarnación, cayendo así en un profundo letargo. Y es que, para ellos, los muertos son aquellos que han perdido la memoria…
Las malas condiciones laborales, fruto de una situación de crisis a nivel global, lejos de paliarse desde los gobiernos mediante medidas reguladoras de los poderes financieros que fueron su causa, son empeoradas por éstos, a golpe de reformas que endurecen las condiciones del asalariado, facilitan el despido y recortan sus beneficios sociales. Si, como veíamos, el recorte social es también una bajada salarial encubierta, entonces los métodos de lucha más propicios a todos los niveles parecerían los tradicionales sindicatos, las medidas de conflicto colectivo más apropiadas parecerían las huelgas. Pero sucede que no funcionan, y que se nos presentan como fracasos huelgas generales que en otros tiempos lograron cambios. ¿Es que, acaso, estamos empleando instrumentos antiguos -sindicatos- para luchar contra problemas nuevos -crisis financiera global-? En parte sí, aunque no es tan fácil, y el sindicato como herramienta no es descartable sin más. Tan solo hay que mirar a la vecina Francia para darse cuenta de que aún pueden cumplir un papel. Allí sí funcionan. No vamos tan desencaminados. Lo que pasa es que se habla de dos países distintos que configuran dos realidades muy diferentes. Sus procesos históricos de formación de voluntades colectivas han generado instituciones organizativas de muy dispar naturaleza. Pero también han ido configurando sociedades que reaccionan y respiran a ritmos del todo descompensados. Es decir, los problemas de inoperatividad sindical españoles tienen que ver con, al menos, tres factores: Por un lado con el entorno distinto en que se mueven a nivel global, la crisis financiera mundial que les es, en parte, ajena. Por otro lado también influye la morfología interna de los propios sindicatos. Y, desde luego, también son factores a tener en cuenta todos y cada uno de los españoles y su enfermedad congénita tradicional: su atonía político-social.
Mientras tanto, otras organizaciones que podrían tener iguales problemas de adaptación a este mundo financiero ficticio en que nos movemos, saben adecuarse a los tiempos de crisis. Así, por ejemplo, Montsanto, como empresa multinacional conocida por su gestión de transgénicos que obtuvo reducciones en el valor de sus acciones el año pasado, hoy vuelve a conseguir ganancias. Ejemplo de cómo, una vez más, en este gigantesco casino en que nuestro mundo se ha convertido, la banca siempre gana, aunque ello suponga la reducción de fondos en hasta un 80% en las Universidades inglesas o el despido de empleados públicos en el mismo país. Modelo anglosajón, por cierto, al que tendemos. Tampoco importa, siempre podremos hacer carrera en cualquiera de los mercados negros -trata de blancas, tráfico de drogas o de armas…- monumentales que, con este sistema que tenemos, parecen afianzarse cada vez más, como partes inherentes a él.
Pena, miedo, lástima, impotencia, desolación y ganas de GRITAR una y otra vez y sin parar: Ellos lo hacen, ellos se adaptan, ellos vencen. Lo hizo Moody’s, lo hizo Montsanto, lo hacen los grandes fondos de pensiones, de seguros, las redes bancarias, cada una de las grandes empresas existentes -financieras o no- han salvado sus obstáculos. Debemos despertar y esnifar vida e ideas nuevas, adquirir fuerza y rabia. Importamos las personas. Descartemos las ficciones que se replican a sí mismas ad infinitum en forma de tipos de cambio y carteras de valores, VALOREMOS en su lugar nuestra propia sangre. Tenemos que sumar a nuestras meditaciones las pasiones necesarias para levantarnos de nuestro letargo… Tenemos que dejar de estar muertos y beber hasta la ebriedad de Mnemósine, que se nos ofrece cada día en cada rayo de sol.
Cuando leí tu explicación de Tautología o Grito pensé precisamente en esto de la huelga y de lo poco útil que ha sido, da impotencia que lo unico que se puede hacer no valga para nada, hay que gritar y dejarse de razonamientos. En Francia hay más huelga pero parece que no les hacen ni caso. Es muy frustrante que las empresas siempre tengan más derechos que las personas y con cosas como estas nos buscan el límite y lo deben de estar flipando con lo lejos que pueden llegar sin que podamos hacer nada.
ResponderEliminarLo malo es que llegar al verdadero Mnemósine no es tan fácil, pues la información que llega al pueblo no es objetiva. La ribera de Mnemósine está llena de aguadores que te dan el agua que quieren, y así la verdadera memoria se tergiversa en función de los intereses de unos y otros. Podremos ser capaces de beber de la fuente sin mácula???
ResponderEliminarLos desmemoriados llegan a ser inconscientes de sus "desmemorias" .... porque al sentirse profundamente culpables de sus fechorías, finalmente no tienen más remedio que olvidar como los muertos. Hay mucho desmemoriado en este país de pena.
ResponderEliminarCiertamente se me hace necesario el grito, pero sin razonamientos no creo que mis pulmones aguanten. Las acciones sin discrusos raramente se vertebran y, si lo hacen, a poco o nada llegan.
ResponderEliminarDe manera que, como dice Sue, hemos de preocuparnos por lo que bebemos y las máculas que, sin duda soportaremos, y no olvidar que es bien cierto que muchas de nuestras desmemorias son, en cierto modo, conscientes o, desde luego, cargadas de dirección y sentido.
Muchas gracias por vuestros comentarios
Ciertamente, siempre son preferibles los razonamientos a los gritos, pero se avecinan épocas en las que se hace difícil razonar...
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